MUNDO PORTUARIO
Gas natural licuado lideró la transición energética de sector marítimo
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Ciudad de México | 2025/01/07 - 18:09
En 2024, la industria del transporte marítimo, responsable de aproximadamente el 3% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), intensificó sus esfuerzos por reducir su huella ambiental. Con una flota global de alrededor de 58.000 buques mercantes y estimaciones que prevén que las emisiones del sector podrían representar el 10% de las emisiones globales para 2050 si no se toman medidas, la preferencia de los armadores de ordenar buques propulsados por GNL fue un de los aspectos más interesantes en la transición energética del sector hacia la adopción de combustibles alternativos y tecnologías más sostenibles.
El auge del gas natural licuado (GNL)
Uno de los desarrollos más destacados en 2024 fue el protagonismo del gas natural licuado (GNL) como combustible marítimo.. Las ventas de búnker de GNL en Singapur, uno de los principales hubs marítimos y de abastecimiento de combustible del mundo, alcanzaron 212.000 toneladas en el primer semestre de 2024, cuadruplicando las cifras del mismo período en 2023.
Además, grandes actores como Maersk, MSC y Hapag-Lloyd realizaron importantes órdenes de buques de combustible dual diseñados para operar con GNL. Según la plataforma Alternative Fuels Insight (AFI) de DNV, a finales de noviembre, se habían encargado 252 buques de GNL, consolidando su posición como el combustible alternativo más demandado en la industria marítima.
El GNL ofrece ventajas medioambientales claras al reducir significativamente las emisiones de CO2, óxidos de nitrógeno (NOx) y óxidos de azufre (SOx) en comparación con el fuel oil convencional. Aunque se debe señalar que el deslizamiento (o fuga) de metano- mayor componente del GNL- en forma previa a su combustión, sigue siendo una preocupación mayor, debido a que se trata de un agente impulsor del calentamiento global más potente que el CO2.
Jason Stefanatos, director global de descarbonización de DNV Maritime, atribuyó el predominio del GNL a la limitada disponibilidad del metanol en mercados spot, lo que dificulta su adopción masiva. Cabe destacar que la estabilidad de los precios del GNL habría sido, de igual manera, un factor importante.
Metanol: oportunidades y desafíos
A pesar de perder protagonismo frente al GNL, el metanol busca continuar presentándose como una alternativa viable para el sector. Este combustible, que puede producirse a partir de residuos y fuentes renovables, se destacó por su versatilidad y menores emisiones en comparación con combustibles tradicionales. En 2024, se marcó un hito con la entrada en servicio del “Ane Maersk”, el primer gran portacontenedores propulsado por metanol, y la operación de otros buques en Europa y Asia, incluyendo remolcadores y portacontenedores de menor tamaño.
Sin embargo, su toxicidad representa un desafío. Este aspecto fue discutido ampliamente en la Cumbre Anual de la Cámara Marítima Internacional, donde se destacó la necesidad de implementar estrictas medidas de seguridad para su manejo.
Por otro lado, Gregory Dolan, CEO de The Methanol Institute, resaltó los avances en la modernización de motores para permitir el uso de metanol en flotas existentes, así como la importancia de los acuerdos de suministro. Entre estos destaca el firmado por COSCO Shipping para garantizar 800.000 toneladas de metanol renovable, así como la construcción de nuevas plantas de producción en China.
Amoníaco: un combustible prometedor pero desafiante
El amoníaco también emergió como una opción con gran potencial. Este combustible no emite CO2 durante su combustión, lo que lo convierte en una alternativa atractiva desde el punto de vista ambiental. En 2024, el “Fortescue Green Pioneer” completó con éxito la primera operación de abastecimiento de amoníaco en Singapur y probó su viabilidad en maniobras marítimas.
Sin embargo, el amoníaco presenta desafíos significativos. Es altamente inflamable y corrosivo, lo que complica su manejo y almacenamiento. Aunque los motores para su uso en buques aún están en desarrollo, se espera que 2025 marque un nuevo capítulo en la adopción de este combustible.
Otras alternativas y tecnologías innovadoras
La propulsión eólica vivió un año notable en 2024, con órdenes significativas de sistemas como WindWings de BAR y eSAILs de bound4blue para múltiples buques. Según Gavin Allwright, secretario general de la International Windship Association (IWSA), una de las novedades más significativas ha sido el paso de las órdenes individuales a los contratos de flota.
El hidrógeno verde y la energía de baterías también captaron la atención del sector, especialmente para buques más pequeños. Sin embargo, las preocupaciones sobre la seguridad del hidrógeno debido a su alta explosividad, así como los altos costos asociados con las baterías, limitan su adopción inmediata.
Infraestructura y capacitación: retos para el futuro
A pesar de los avances, la infraestructura portuaria para combustibles alternativos sigue siendo limitada. Según Clarksons Research, solo 35 puertos en el mundo cuentan con suministro de metanol, en contraste con los 276 que ofrecen GNL. Este déficit podría ralentizar la adopción de nuevas tecnologías a medida que la industria busca expandir su red de abastecimiento.
Otro desafío crucial es la capacitación de la tripulación. Expertos estiman que 700.000 tripulantes deberán ser entrenados para manejar nuevos combustibles de manera segura, especialmente aquellos con características tóxicas como el amoníaco.
Perspectivas
El informe Green Technology Tracker de Clarksons Research proyecta que para 2030, una quinta parte de la capacidad total de la flota estará preparada para combustibles alternativos. Sin embargo, advierte que el ritmo de inversión en infraestructura y el desarrollo de combustibles ecológicos deben acelerarse para cumplir con los objetivos de descarbonización.
Finalmente, al tomar todo en cuenta, un 50% de la capacidad de las órdenes actuales considera la propulsión mediante combustibles alternativos. Mientras tanto, la industria marítima sigue enfrentándose a desafíos relacionados con los costos, la seguridad y la viabilidad a largo plazo de estas soluciones. La colaboración entre reguladores, operadores y organizaciones internacionales será esencial para consolidar los avances logrados en 2024 y garantizar un futuro más sostenible para el transporte marítimo global.
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